jueves, 29 de octubre de 2009

Lunes 26.10: Volcán Poas, 87 km

El tercer ride larguillo en tres días; el Sr. Orozco me acompaño en este intento de subir al volcán, salimos pasaditos las 7:30 del Hiper, bajamos hasta Alajuela y ahí empezó la diversión; unos 30 km trepando hasta llegar a la entrada del parque, a 2570 m de altura. Como siempre estaba con neblina en la cima, así que no entramos al parque, para qué pagar para ver más neblina. Bajando empezó a lloviznar, y con la velocidad extrema que alcanzamos también se nos hizo bastante frío, por lo que cambiamos el plan de devolvernos por Varablanca y nos fuimos por Carrizal. Ya en Birrí nos sorprendió el diluvio, con rayos y truenos y todo, parece que se fue la luz en toda Heredia, incluyendo en la casa donde tenía planeado hacerme un café y bañarme con agua caliente. Nada de eso, pero por dicha las birras en la refri estaban frías todavía, el que busca siempre encuentra una forma de sobrevivir.

Orozco subiendo como si nada

El ciclista imaginario

Prueba #1

Prueba #2

Prueba #3

Bocinante y Dora la Exploradora

Disfrutando la espectacular vistada desde el mirador

Tetonas persiguiendonos

lunes, 26 de octubre de 2009

Domingo 25.10: Ciudad Colón - Cerro Salvaje - Acosta - San Rafael Arriba, 60 km

Me fui de paracaidista al ride que organizó un grupo de desconocidos de Ciudad Colón; el punto de encuentro era "la oficina de Multiservicios Facsimil en Ciudad Colón", muy famoso en la comunidad noruega en Heredia, aún así tuve que dar algunas vueltas para encontrarlo. Llegué a las 6:07, la salida estaba programada para las 6:00, y resulta que los nueve ticos puntuales que existen en este mundo se habían reunido en Multiservicios Facsimil ese día, y habían salido a las 6:00. Como mi querida esposa se había levantado a una hora tan indecente para llevarme desde Heredia, no quería que fuera en vano, por lo que le pedí que me dejara en el centro de Ciudad Colón, con el plan de buscar alguna manera de llegar a Desamparados solito.

Llegando al centro, vimos un grupo de ciclistas a unos 200 metros, subiendo una cuestita. Yo dije que jamás podían ser ellos; parecía un hormiguero o un manicomio, andaban por todo lado en esa cuestita, por lo que tuve la impresión de que se trataba de novatos luchando para subir una cuestita de 30 metros y que difícilmente podrían haber planeado subir el Cerro Salvaje. De repente vi que uno de los integrantes tuvo un aparente problema mecánico que bien pudo explicar un comportamiento tan extraño, y preguntando (con las puertas cerradas por aquello), me confirmaron que efectivamente iban a explorar el cerro.

Arreglado el asunto de la cadena, a lo que vinimos, subimos el resto de la cuestita vigorosamente cuando otro ciclista descubre un problema con su medio de transporte. Esta vez era algo que no tenía remedio, por lo que tuvo que devolverse y buscar otra bici, un total de dos personas se dedicaron a este trabajo mientras los demás empezamos el ride, subiendo por calle. Tristemente, no seguimos hasta Puriscal a comprar unos chicharrones, sino que esperamos a los rezagados; duraron como 5 minutos en llegar.

Ahora sí, a lo que vinimos, una buena bajada por lastre hasta Tabarcia, de ahi seguimos a Palmichal, donde aprovechamos para abastecernos en la última pulpe que hay antes del cerro. Ahí hubo otro desperfecto mecánico, también sin remedio, por lo que perdimos a un soldado ahí en el último baluarte de la civilización.

Yo me apunté a este ride porque tenía esperanza de toparme con una que otra buena cuesta, y se cumplió mi deseo mil veces. Después de Palmichal subimos unos 10 km, algunas cuestas realmente duras, prácticamente no hubo ningún plano. En este tipo de condiciones uno espera que el grupo se va a dividir mucho, que alguien va a tener un infarto a los 100 metros y gatear el resto, pero eso no pasó, todos andabamos de un nivel bastante parecido y las pausas para reagruparse eran cortas.

Y como todo lo que sube tiene que bajar, en este caso tuvo que bajar bastante, todo el mundo se mandó como locos, felices de la vida. Tanto así que seis de los nueve siguieron directo en vez de desviarse hacia Tarbaca, que era la meta original. Nada que hacer, tuvimos que seguirlos, igual valió la pena, porque la bajada es espectacular y casi interminable. Ya reagrupados seguimos la bajada hasta Acosta, con otra parada técnica causada por un par de pinchazos. Al terminar la bajada nos reagrupamos otra vez, solo que faltaba uno, no llegaba y no llegaba, ni caminando hubiera durado tanto. Se nos hace evidente que algo tiene que haber pasado, y uno de los compas dice que "yo le ayudé a cambiar la llanta, pero no creo que le puse el freno después".

Ay charita.

Volvimos a subir por donde veníamos, revisando los guindos por chatarras y restos humanos. Cuando finalmente encontramos al accidentado, resulta que efectivamente nunca había puesto el freno. Por dicha no pasó a más, ya que se le estallaron las dos llantas apenas se montó a la bici y nunca alcanzó una velocidad digna de frenar.

Después de la bajada siguió una cuesta bastante dura para llegar al centro de Acosta, ahí vimos a uno de los compas jalando en taxi con la cleta, sonriendo como si se hubiera ganado la lotería. Ahí dejé al grupo para ir a San Rafael Arriba, una cuesta de asfalto de unos 15 km con diluvio incluido, luego la bajada sabrosona hasta San Rafa.

Yo hice unos 60 km, 34 de los cuales entre Ciudad Colón y Acosta, los que se devolvieron a Ciudad Colón hicieron 75 km en 9 horas según fuentes de la zona. Aunque no suena excesivo, la calidad de las cuestas hace que este ride es bastante duro, y la bajada a Acosta tampoco es como para ponerse a leer el periódico mientras tanto.

En fin, fue uno de los mejores rides que he hecho, ya estoy haciendo números para hacerlo otra vez, ojalá sin neblina, y seguir hasta Parrita; más duro imposible, sería hacerlo al revéz.

domingo, 25 de octubre de 2009

Sábado 24.10: Heredia - Piedras Negras - Fila de Mora - Heredia, 85 km


Crónica de los lunes, por lunático crónico y pulpero de la zona, Ale:
A mis queridos compas cleteros, el ride del sábado, para los más viejos de andar en estas lides, hace como 2 años que no lo haciamos, para los nuevos y los que nunca lo habían hecho fue una experiencia agotadora pero muy tuanis...... eso espero.

Y a lo que vinimos, ya reunidos en nuestro punto de encuentro sabatino, pasamos lista, esta vez llegamos: Johnny, Pepe, Orozco, Svein, Mena, Roberto, Esteban, Cristhian, Kenneth, Luis, Mauricio, Juan Carlos, y por supuesto este rico, 13 sábadomasoquistas, que nos encanta ir a sufrir, volando pedal.

Ya listos nos enrumbamos hacia Fila de Mora, un pueblito que queda a 7 km de Puriscal, no sin antes pasar por Ciudad Colón donde hicimos la 1 parada oficial para reabastecernos, aquí Orozco pide el baño, para hacer una necesidad líquida y la china hijue$%&ta dueña del super le cobra 200 colones, es una barbaridad, un descaro, de verdad que en este país, los extranjeros hacen lo que les da la gana. (nota del editor: es bueno saberlo, de ahora en adelante hay que aprovechar ese derecho)

Después de este colerón, jalamos hacia el Rodeo, esta parte son puros columpios y después viene lo bueno; la bajada desde la U para la Paz hasta el cruce de Piedras Negras. En este tramo el que baja, baja, al final del bajonazo nos volvimos a reagrupar para empezar a subir rumbo a Piedras Negras. Aquí hicimos la 2 parada tècnica, llegamos a la pulpería y no había nadie, no me quedó más que ponerme el delantal del pulpero y empezar a vender hasta que llegara el dueño, qué cara de asombro puso el señor, pero las cuentas salieron claras... por dicha.

Ahora sí señores, empieza el ride de verdad, la subida interminable hasta Fila, dura como pocas, no tanto por su grado de inclinacion, sino por lo larga y tendida, y para rematar los 2 últimos km antes de llegar al asfalto, se pone más ruda. Después de semejante trepón hicimos la 3 parada técnica para reabastecernos de nuevo, porque ya veníamos secos, aquí el compañero Luis tira la toalla, venia tostado, no le quedó más que llamar a la casa para que le mandaran la grúa a la Fila de Puriscal.

Los demás continuamos y, como es costumbre, tocamos asfalto y empiezan los vergazos, cada uno haciendo lo suyo para no separarse de grupo. Ibamos en eso cuando de repente uno de los novatos me pregunta, ¿qué si ahorita llegabamos a Cartago..? ahh... pero qué va, ese trepón del Alto de los Indios partió al grupo en 2, excepto por un par de compas, el grupo se volvió a unir antes de Ciudad Colón, aquí la 4 parada obligatoría en la frutería, esas sandías, papayas, agua de pipa, saben a gloria. Ya reagrupados, ahora sí, de un solo tirón hasta Heredia, no sin antes en San Antonio esperar a los rezagados, después de aquí cada uno montó su ritmo, a estas alturas ya el cansancio empieza a hacerse presente, ya la historia estaba escrita, llegando a Heredia cansados , pero felices con 85 km en las piernas y hasta la próx aventura ciclística.

Domingo 18: Heredia - PuroMTB Bikepark, 60 km

El día después del ride a Atenas, decidí salir a aflojar las piernas un poco, apenas a Carrizal y de vuelta. Ya en Carrizal, Bocinante empezó con sus trucos, semejante lloradera, que ya casi nunca salimos, que si me da vergüenza que me vean con ella, que si pesa más que antes, que ella sólo quiere pasar un domingo agradable, que por qué no vamos de paseo.

Dicho y hecho. Fuimos a pasear en el parque de Puro MTB; de Carrizal a San Isidro, y de ahí a la Olla bajando por Sabanilla. Un brinco. Hicimos una vuelta de unos 10 km en el parque, a los dos nos gustó mucho, esta muy bien hecho; buenos trillos, buena señalización, lindas vistas y hasta animales tropicales; la Malacrianza y su harem de vacas andaban por los trillos. Yo le dije a Bocinante que tal vez no era buena idea pasar por ahí; si los perros se enojan al ver un ciclista, imaginate lo que se puede enojar ese montón de toneladas de músculos con cuernos si uno anda cleteando por todo su almuerzo. Por dicha Bocinante se acordó de que traíamos nuestros disfraces de león; siempre los andamos por aquello de un incidente de este tipo. También traíamos el maletín de implementos anti-zombie, pero por dicha no hubo que usarlo ese día. Al ver dos leones feroces, la Malacrianza y sus novias tetonas jalaron, Bocinante quería perseguirlos un rato, pero como el cielo ya estaba gris decidimos mejor irnos para la casa. Bajamos hasta Alajuela, ahí Bocinante conocía un atajo que, según ella, era mucho mejor que ir directo por San Joaquín, por lo que fuimos por Sta. Bárbara.

Hicimos 60 km y llegué con las piernas bien aflojadas, casi como gelatina, y con ganas de volver al parque un día, pero quizás mejor entre semana para evitar la bulla de los chiquitos que hacen motocross a la par.